viernes, 20 de junio de 2008

Y SIN EMBARGO......

Llevo varios días que me pongo delante del ordenador con intención de poner por escrito mi interpretación de los dos acontecimiento que han tenido lugar en la plaza de Las Ventas los días cinco y quince de junio, sin atinar en lo que decir o tal vez como decirlo.
Hoy voy a intentarlo, no se si daré con la tecla, pero diré que el día en el que cortó las cuatro orejas, valorada muy detenidamente su actuación tengo que decir y en ello están de acuerdo algunos amigos, acostumbrados a dar y negar orejas, que el premio fue excesivo; que si desvestimos a la situación de las emociones más irracionales de las gentes que en los últimos tiempos llenan las plazas para ver a “San José Tomás” probablemente debió haber cortado dos orejas y salir por la puerta grande.
En el segundo acontecimiento, desvestidos de la conmoción del primer día y valorando lo que artísticamente se produjo en el ruedo, el premio debió haber sido de una oreja.-
En ninguno de los dos días se vieron los enganchones tanto de capote como de muleta, se valoro como excepcional, estocadas sin darle salida al toro, dejándose encunar y golpear como si se tratara del Loco Galán, desprendidas, traseras, etc.- Se olvidó valorar la colocación frente al toro, el uso excesivo del pico de la muleta y la ausencia, en algunos momentos de las faenas, incompresible, de los toques y otros recursos técnicos.
Para un amante del buen toreo y seguidor de San José Tomás, “ma non fanático”, el mejor toreo del pasado San Isidro, con diferencia, lo ha realizado El Cid, tanto en la corrida de El Pilar como en la Victorino, y sin embargo… este torero no produce el cataclismo emocional que se vio en las actuaciones del primero.
Habría pues que preguntarse que está pasando con José Tomás.
Primero tengo que decir que este José Tomás no es el de diez años a tras y no lo es no porque tenga más edad, si no porque la concepción de su tauromaquia a cambiado.
Aunque siempre tuvo algo de manoletista, en esta reaparición es que se siente reencarnado en Manolete.
Su toreo se ha tornado vertical, sin apenas darle salida a los toros y con ausencia de recursos técnicos de los que ha hecho gala en tiempos pasados.- Cites con la muleta retrasada, uso del pico, ausencia de toques, parece que estoy viendo un video de Manolete.
En todas estas similitudes y otras que se podrían reflejar entre la tauromaquia de ambas figuras máximas del toreo, hay algo que ha cambiado, El Toro.
El toro actual tiene más volumen, no va y viene con la inusitada rapidez del de aquella época, todo lo contrario le cuesta rematar el viaje y va mucho más despacio, de ahí que se deje huecos, que no vacíe a los toros por ausencia de toques con la muleta y como consecuencia…… toda esa cantidad de cogidas, muchas de ellas, innecesarias por inútiles.
Y sin embargo, ¿Por qué produce ese desgarro emocional ¿
No puede ser por otra cosa que por su actitud y su aptitud cuando pisa una plaza de toros y por que despierta el instinto atávico de la muerte.
El hombre primitivo sentían una atracción animal ante la lucha, el enfrentamiento mortal del hombre ante la fiera, y en este momento, José Tomás ha apostado a un valor seguro, el culto a la muerte, a algo que produce una emoción que va más lejos de la meramente artística, al instinto más primitivo del hombre.
José Tomás ha abandonado el juego inteligente de la tauromaquia, de aquél Pedro Romero que estoqueo cinco mil toros si una sola cogida, y se han dejado arrastrar por el peligroso e inútil juego del sacrificio ritual del hombre y no del de la bestia.
Estoy dispuesto a reconocerle todos los méritos personales e incluso taurinos que ustedes quieran, pero no puedo dejar de pensar en que yo no le pido ese sacrificio, sino lecciones de la gran tauromaquia de ayer y de siempre, en la que el matador salía victorioso ante el animal, aún cuando sufría alguna cogida, porque siempre el aficionado percibía la supremacía de la inteligencia del hombre sobren el toro.
Saludos.